mercoledì 24 gennaio 2007

* ...y CoMo eS tEnEr 30 y PiCO y eStAr eN BaRcELonA?


(Texto experimental que está circulando por internet entre personas de 30 a 40 años que lo están reenviando a su vez a otros)

…¿Y cómo es vivir en Barcelona a los 30 y pico?
Daniela Violi - El Raval – otoño del 2006 – primavera 2007

Eran días de cura. Me curaba de una adicción. Ya desde chiquita la presentía: me gustaba saberlo todo. Si alguien movia un piano, yo quería estar en la movida. Cuando vivía en Colombia, padecía el perderme “i Festival di San Remo” en Italia y no poder cantar la canción ganadora. Cuando estaba en Italia, me preguntaba como podían vivir un febrero sin bailarse el “Te olvidé” del Carnaval de Barranquilla. Creo que por eso me llené de amigos de todas partes del mundo. Cuando en Génova se reunía el G8 y la ciudad estaba separada por zonas de seguridad, yo estaba dentro de la zona roja porque desde Bogotá hablaba por teléfono con mi amigo Stefano que con pelos y señales me describía hacia dónde estaba volando el elicóptero. Y yo me sentía viva, muy viva.
Por supuesto, la patología se me disparó con el invento de inventos del ya lejano siglo XX: el internet. Y ahí sucumbí yo, cayendo rendida a sus pies jurándole amor eterno y arrastrándome como una culebra por él. Cómo una adicción es no poder vivir sin algo externo a uno, pues me volví adicta al internet. Estaba tomando conciencia de ello en el mismo momento que desembarcaba en la Madre Patria, en la ciudad que 20 años atrás yo había declarado “la ciudad más bonita del mundo”: Barcelona. Cómo en los siguientes 20 años había conocido muchas otras, ahora lo seguía declarando con ese desprendimiento del que se sabe iluminado por una verdad absoluta.
Así que cuando encontré (¿o él me encontró a mi?) mi mini-palomar catalán, me prometí que no iba a instalarle ni ruteres ni modems ni iba a robar ninguna señal con mi potente “wifi”. y que iría sólo una hora al día a un locutorio con internet. Lo que ningún terapista jamás me adviertió en el proceso de recuperación de esta dolencia, es que los ambientes de estos lugares son terriblemente sórdidos y entonces la cura resulta más grave que la enfermedad. Pero yo, terca y abnegada, realizaba mi sanación diaria en el “locutorio Asia” con mi dosis de 60 minutos y la pregunta italiana por excelencia: “ma chi te la fa fare?”, que vendría siendo algo así como un “¿y quién carajo te la obliga a hacer?”
Y ahí fue donde un día de otoño leí el e-mail de mi amiga Letizia, amiga de toda la vida. Conservar amigos por mucho tiempo es un verdadero arte y sabiendo lo que hay atrás (y adelante) de eso, siempre he creído que hay que desconfiar de la gente que no tiene amigos de toda la vida. Letizia me había mandado un e-milio post-cumpleaños suyo, donde hacía una maravillosa evaluación de la edad a la que había (habíamos) llegado… ¡Se le puede decir mentiras a todos hablando de nuestra edad, pero a un amigo del colegio, jamás! Habíamos llegado a las 30 y tantas primaveras, ambas solteras, viviendo solas, manteniéndonos con nuestro trabajo, muy completicas y felices, ella en Miami y yo en Barcelona. Y su mail terminaba con una buena pregunta, y que conste que son pocas las personas que saben hacer buenas preguntas:

¿Y CÓMO ES TENER 30 y pico AÑOS EN BARCELONA?

Solté una carcajada. El “paki” que navegaba junto a mi “ordenador” mirando videos de Booliwood se volteó a mirarme sorprendido. ¡Y yo que ya lo había mirado sorprendida! Todo un universo pasó ante mis ojos. Desde la loncherita de la merienda blanca que ambas teníamos igual porque yo había hecho ir a mi mamá a “Los 3 elefantes”, para tenerla igual a ella, hasta hoy, día lluvioso donde yo me había levantado con una gripa que me había enclaustrado dos días en mi casa. Los claustros están hechos para meditar, sobretodo los que no tienen internet.
¿Qué puedo decir? Que por un lado llegué mejor de lo que me esperaba a esta edad (cuando tenía 20 años, las mujeres de 40 se veían muy gordas, dejadas y fofas): nunca me ha gustado la CocaCola así que no tengo celulitis ni estrias, me sigue saliendo uno que otro granito en el mentón, así que conservo ese aire adolescencial que muchas añoran, sigo siendo jodida con mi gusto masculino y no he perdido la cuenta de renacuajos que he besado a ver si sucedía el “milagrito”, sigo pensando que por cada cabroncete que se atraviesa en el camino (a nivel laboral, emocional, familiar…) aparecen tres ángeles del bando opuesto que mantienen el equilibrio. Este comportamiento “anti-Conductista” de no ser tan “respuesta” a los “estímulos”, me ha permitido seguir manteniendo vivito dentro de mi corazón el mito del amor. “Barcelona batega”, Daniela también. Una gran parte de la fuente de la eterna juventud reposa en esa creencia. Me lo enseñó Obi Ben Kenowi en la “Guerra de las Galaxias” (primera parte, por supuesto) con su mantra occidental de “La fuerza que te acompaña”, el Chavo del Ocho con su “se aprovechan de mi nobleza”, Conny Mendez que a mis 17 me hablaba de rayos de amor y yo, amante de los colores, estaba encantada, Hermann Hesse con el príncipe que se iba a conocer el mundo y mandaba pa’su mierda a todo y todos, Leo Buscaglia que en los años 70’s se inventaba una clase de “amor” en la Universidad de California, y por supuesto, Salinas, los poemas de amor de Pedro Salinas…
“Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo”.

Así que con el tiempo he aceptado que soy una digna representante de la corriente “naïf”, que no me gusta la gente enredada, que la corriente de psicología positiva y la transpersonal dicen cositas interesantes, que la gente negativa y bravucona le hacen daño al espíritu (y hay que mantenerlas alejadas del círculo personal) y que la famosa filósofa cubana, Celia, grande Celia, había entendido la esencia de la cuestión: “¡Azúcar!”

El AMOR en tiempos de Barcelona
En estos treinta y pico he metido güevos en diferentes canastas a ver con cual de ellos preparaba mi tortilla.
He decidido apostarle al besito con
el Tarántola, al que le faltaban güevos,
con Xavier al que le sobraban,
al Bovecchi al que se le rompían,
al Giulio que no sabía si los tenía,
al uruguayo que me puso a temblar los mios…
(si, por supuesto, a cada uno de ellos se le dedicó su poema de Salinas, y si se portaron mejor, coronaban con otro de Benedetti).

¡Si,si! Todavía afirmo que los Libra son encantadores, que los Cáncer son un dulce, que los Tauro me parecen fascinantes, que los Acuario son inatrapables y que a los Escorpión se los aguanta sólo su mamá.
Ruego al Universo que no sea Capricorpio, porque es bien difícil competirle al padre de una Electra empedernida.

Haciendo mi propia “Maestría en Amor” (que la Vida es la mejor Universidad) se me atravesaron sin querer queriendo:
el casado (¡veneno, veneno!),
el recién separado (¡va de retro!),
el solterón (que es un estado mental),
el bisexual (que lo primero que hace es presentarte a su familia para que le sirvas de escudo),
el que (a través de ti) descubre que es gay,
el novio de tu amiga,
el que vive lejos,
el que no quiere comprometerse (porque no puede comprometerse ni con él mismo!),
el que tu no te comprometerías así fuera la última “Cocacola” del desierto,
el político (que contrario al común denominador, me parece de lo menos sexy),
el marinero (y es que a mi eso de ser “candidata” entre otras, nunca me ha ido)
el aprendiz de chamán (que adivina buen adivinador cómo es que te quiere hacer la Iniciación),
el baywatch,
el primermundista que te quiere salvar (porque él esta muy perdido),
el tercer mundista que te pide que lo salves (porque no se ha dado cuenta que es él el que tiene la llave de la Salvación),
entre otros…
Con alegre resignación, aprendí que para encontrar al príncipe (no azul porque el azul destiñe mucho) hay que tomarse almenos un cafelito o una cañita con estos personajes subreales, no sea que el príncipe esté camuflado tras una máscara protectora de esas, que en “Tiempos de Pánico” (la verdadera derrota occidental después del 11S) se volvió un complemento más en el diario vivir. ¡Qué tenía que ponerle una dosis de política a mi relato para que tuviera su peso en el culo!

Hoy a mis 30 y pico, con esa supuesta dosis de madurez y sensatez que te da la edad (???), pienso que fue mejor no haberse tirado en picada mortal en historias donde nadie estaba estructurado y esperar un poquito más para “enseriarse” (“sistemarsi”, le dicen los italianos, que yo interpreto como entrar en el sistema…¡uch!) y poder vivir un “Amor bonito y sano”, para no hacerle pagar el pato al otro, menos aun a los hijos, con las frustaciones, complejos y atores que uno tiene que resolver solito y no andar por ahí involucrando inocentes. Y si, reconozcámolo como dice un amigo mio, ¡qué todos tenemos que tener una perversión, un complejo y una patología en la vida! Eso si, y gracias a Dios, con este indescriptible “no se que en no se donde” con que fuimos dotadas, siempre hay gallitos revoloteando por ahí y mariposas amarillas revoloteando por allá.

La VIVIENDA en tiempos de Barcelona
Treinta y pico en Barcelona. Llevo un año y varios meses acá.
Antes me hice tres años en Roma. Hay hombres que se hicieron su Vietnam, yo me hice mi Roma. Grande Maestra. Aprendí a sobrevivir en apartamentos compartidos con la gente más extraña que jamás pude imaginar que existía, a esperar – esperar – esperar (desde un autobus, pasando por la llamada a convidarlo a uno a algo hasta que se concretara un proyecto), a ver lo maluco que se ve uno cuando se queja tanto y lo tiene todo (y eso produce el segundo desmoronamiento de un Imperio), a interactuar con gente que da de a poquitos como si temieran que el amor se les fuera a agotar, a ser la “tipiadora más veloz del oeste” cuando te cobran 3.50 euros por una hora de internet y a que uno es libre de aceptar, “accontentarsi”, condenarse o salir pitao cuando uno quiere ponerle más sal y picante a su Vida. Sin embargo, vascos cálidos, colombianos bacanos, salteñas y jujeños, malagueños sabrosos, inglesas, porteños familiares, peruginos, napolitanos y otros personajes exóticos, se me atravesaron ahí y ahora me los llevo también en el corazón. Y es que entre más gente mete uno en él, más se le crece…¡pero cómo hacerle entender eso a los romanos, que primero tienen que encontrar la llave para volver a abrírselo!
“Er-mortacci…”

Mis últimos meses italianos me los hice en Viareggio, porque siempre resulta balsámico el efecto “paisaje toscano - puerto – mar – bicicleta” en la vida de una chiquita que quiere ser artista de grande. Y en esta ocasión la Vida me regaló a Ofelia, mujer universal, que con unas 70 primaveras en su registro de nacimiento, 250 en su cerebro y 23 en su espíritu y 12 en su mirada, pinta magistralmente los ángulos de Buenos Aires que Borges describe en sus escritos. Uno de los momentos más bellos de mi vida fue una tarde, completica, donde no paramos de tomar mate y cantarle juntas a Chavela Vargas. ¡Y qué viva México!

Gracias al cayo romano (también hay “cayos a la romana”), Barcelona me ha parecido todo un “paseo” y no hay nada más sabroso que desarrollarse las destrezas. Ser diestro como los toreros y ¡olé!
Me conseguí un mini “penthouse” en un sexto piso sin ascensor. No se imaginan las piernas de reinona que tengo. Cuando me gritan “¡GUAPA!” en las Ramblas, se que no lo dicen por decir.
El que quiera tomar agua embotellada y destilada, se la tiene que subir él mismo; de lo contrario, lo invito a reforzar sus anticuerpos con agüita de tubería y grifo (favor que se les hace, así cuando viajan a “paises en vias de desarrollo” no les da la consabida churria). Y con todo y eso, no se imaginan las cenas que he tenido en mi mini-terracita, desde donde se contemplan todas las puntas de Barcelona: las de las iglesias y catedrales, las de “las Torres Gemelas catalanas”, las del Pirulí, las del la Sagrada Familia, haciendo honor a los altares fálicos. ¡Cuánta gente bonita qué he conocido en este Viaje, gente positiva, soñadora, sensible, gocetas, viajera y viajante, y un término que he introducido en mi lenguaje en los últimos tiempos, contenedora! ¡Qué bonito que es sentirse CONTENIDO!
Y que no falte la remembranza, aliño del Alma: a la lejanía, en la Calle del Olvido, pasa todas las mañanas el morochito de Sri Lanca que gritando vende los calambuches anaranjados de gas “ButanOooooOO”. Mis oidos y yo nos rejocijamos oyendo “BolloOoooOOOOOoooO”. Y me lo imagino de mazorca.

La INTEGRACIÓN en tiempos de Barcelona
Soy algo así como una versión criolla de Carrie, la rubita de “Sex on the city”, solo que ella calza “Manolos” y yo… ¡vivo con Manolo enfrente!
Vivo en un barrio literalmente arravalero: el RAVAL. Cómo no tuve los güevos de vivir en la Candelaria en Bogotá, pues acá estoy matando ganas. El 75% de la población (visible) es masculina y zigzagueo todo el día entre árabes, “pakis”, magadascareños, rusos, miaos, emperadores minks, emperadores incas, escupitazos, y mi gran sueño hecho realidad: niñitos de todas las razas jugando juntos.
¡Esta última parte me tiene encantada!
He logrado hacerme una amiga de Capo Verde, una de Sri Lanca y otra de Isla Mauricio, pero como no hablan ni español ni inglés, la comunicación ha resultado todo un desafío. ¡Pero yo tengo mi diploma de la “Ponti”, carajo, y mi napolitaneidad así que se mover magistralmente mis manos, mis ojos y mi corazón! Parte del sentido de este Viaje es la indescriptible gozada de vivir en un lugar del mundo a donde todo el mundo vive y convive.
Al catalán me le apunté y no me pregunten porque lo hice. Muchas veces tarareo:
“Ya no puedo concentrarme en el colegio,
no soporto más al profesor,
y las clases se me hacen eternas,
se me duermen hasta las piernas!”
(grupo Menudo)

y perversamente me debato dentro de mi entre si estoy aprendiendo un dialecto o la sexta lengua latina. Pero la curiosidad –como siempre- me sigue ganando y ya voy en un magistral nivel 3.
Psicoanalíticamente hablando, el otro día tuve un importante acto de definición personal cuando me preguntaron “Com es la teva ciutat?” y yo, oronda y altiva respondí: “La meva ciutat es diu Barranquilla, es molt bonica y te un port molt llarg que es diu Puerto Colombia…i güepajé”.
Casi infarto cuando el resto de mis compañeros, en su mayoría africanos y asiáticos, pusieron las manos como lo hace Shakira en su video, y dijeron “¡en Barranquilla se baila así!”
Todavía me resulta un profundo misterio el por que los catalanes no llegan a “amar” sino se quedan en “estimar”, cuando las otras lenguas latinas hacen sus declinaciones afectivas a partir de ese verbo tan completo y profundo. Y entonces, en una noche de passion gaudiana, con luna llena y cava de Anna de Codorniu, las copas vibran cuando él le susurra al oído “te estimo, Montse” y Montse quiere más…

La PROFESIÓN en tiempos de Barcelona
Mis amaneceres son sublimes puesto que me despierto con el “ladrido” de las gaviotas (el primer día, asustada, me preguntaba QUÉ EXTRAÑA CRIATURA podia hacer ese ruido tan raro) y mis atardeceres son mágicos porque las sirenas de los barcos que parten del puerto me remiten a mis abuelos cuando zarpaban desde Nápoles. Durante el día, y si que es verdad, muchos loritos verdes chismean ininterrumpidamente las novedades del Nuevo Estatut de la Generalitat. Barcelona está llena de ellos porque varios se escaparon del zoológico hace años y el resto de la historia, ya se lo imaginarán, fue porque “se pegaron su estimadita” entre las palmeras importadas del Sahara a la Diagonal (algo así como las ranitas ”Coquí” en Barranquilla que sólo las admiradoras del grupo Menudo sabemos la verdad).

Mi trabajo a los 30 y pico se acerca, con las normales dificultades que conlleva el camino del arte, al ideal que tenía en mi cabeza cuando era chiquita y eso me hace sentir muy afortunada. Mi ángel guardián sigue siendo mi amiga del bus núnero 2 del “cole”, Nina, que así sea a través de mails, mensajes de textos, chateadas o tarjetas telefónicas, me recuerda que somos GUERRERAS y por un eterno segundo, me hace sentir como una “Princesa Leia”. Ella también ha luchado (valga el término bélico por razones obvias) por ser coherente en su Camino, y sus esculturas, las más bellas que jamás haya visto, se llaman “las Guerreras”.
Hago libros para niños. Pinto, escribo, invento, investigo, recorto, enseño, diseño y me le mido a todos los desafíos editoriales. Mi mamá me enseñó a no tenerles miedo y a ella y a mi papá, les dedico todo lo bueno que me suceda.
Internet logró derrumbar algunas fronteras y eso ha hecho mucho más emocionante el Camino. No, mija, todavía no he aprendido a hacer contratos, ni a ganar billete, ni vivo de las regalías. ¡Pero soy una aries de “racamandaca” y un día moriré de optimismo.
Comunque, San Gennaro fammi u’Miracolo!

Sigo creyendo profundamente que el mundo se salva a través de la educación. Esa es mi apuesta y le daría su buen batazo o cocotazo a todos aquellos que me agredan a los “chavalitos”. Así que desde acá, mi “palomar arravalero”, le trabajo a Ponga-Ponga, que más que ser un pais que reune a los demás paises, es un estado mental que sus fundadores, Gus y Kiru, han contribuido para la mejoría de la calidad de vida afectiva de la humanidad. Ponga-Ponga se fundó un día cualquiera de un año cualquiera, cuando Kiru explicó ,con su enredada cadencia, por 1000 vez de donde era, y no quiso hacerlo una vez más. Tenía la lengua seca. Entonces el Estado de Ponga-Ponga fue proclamada República Democrática Independiente, y ¡nadie pregunta jamás donde queda por no pasar por ignorante!

Las ILUSIONES en tiempos de Barcelona
Mis sueños a los 30 y pico siguen siendo muy parecidos a los de nuestra infancia, querida Letizia. Creo que si una persona no sabe lo que quiere, debe hacer una regresión a sus “años mozos” porque ahí están sus respuestas. A los 6 años uno ya es lo que es. ¿O a qué no sabíamos desde entonces que el Pervertido Pelirojo Gordo que nos levantaba las faldas del cole, iba a fundar un portal por internet porno cuando se hiciera grande?
Siempre agradezco a los ángeles de colores que han apostado en mi: por ahí dicen que si uno encuentra UNA sola persona que cree en uno, ya está salvado. Y yo he encontrado varias.
En mis días presentes, quiero fundar una revista infantil que no trate a los niños como productos comerciales o como a “Simón el bobito” como lo hacen en el Primer Mundo y quiero tener una casa editorial para contratar a todos mis amigos fotógrafos, escritores, diseñadores, poetas, ensayistas, historiadores, arquitectos, viajantes, soñadores y magos para que hagan sus propias publicaciones. Todo el mundo debería expresarse a través de un libro, sembrar un jardín, desarrollar un hobbie para que la vejez no se lo pille aburrido y adoptar un niñito que se quedó sin familia. Y a mis otros amigos, los abogados, los financieros, los contables y las secretarias, los pondría a manejar la parte administrativa. ¡Habrá trabajo y sueños para todos!
“Lleva una escuelita en tu corazón” sigue tocándome el alma y no descarto crear la ONG que abra más colegios en nuestro querido tercer mundo; mis “coles” se llamarían “Carl Sagan” porque ese hombre me hizo querer el misterioso Universo de la Ciencia exacta. A mi propuesta la bauticé “Emocionalidad sostenible” pa’usar un término de moda, donde los niños crezcan con una autoetima estructurada y sólida, sin necesidad de compararse a los demás, y mucho menos medirse o competir; donde se desarrolle un sistema emocional sano, que tenga como tendencia la introspección, serenidad, expresión y compromiso solidario con el Mundo. El desafío consiste en generar conciencias que se apropien de su propia existencia y por lo tanto, de sus actos y consecuencias. Que sean responsables de si mismas pero con el profundo sentimiento de ser parte de un maravilloso universo. Somos seres espirituales que vinimos a compartir una experiencia material, y colectiva. Como dicen por ahí, una posibilidad más… ¡Ah, y qué hagan buen uso de sus enforfinas, por supuesto, pa’que no tengan que comprar ni meter “perica” por fuera y arreglemos los problemas de Colombia, y por lo tanto, del mundo! Adoro a las mariposas y sus efectos.
“Puede ser que los Milagros no existan,
o puede ser que todo sea un Milagro”.
Albert Eistein

Los HEMISFERIOS en tiempos de Barcelona
Desde que llegué a Europa, mi querida Letizia, me ha tocado trabajarle duro al aspecto melodramático impuesto contra mi voluntad (yo a la genética siempre le he comido poco cuento) por mi árbol genealógico napolitano, por la cultura caribeña y por las enseñanzas de la insoportable Heidi, Laura Ingalls y la Abeja Maya. Hoy en día, que tanto he trabajado en educación, me sigo preguntando quien carajos le dijo a los creadores de esos programas que ESA era la manera de enfocar la vida… Vaffanculo!
En una navidad barranquillera y caliente, hace mucho tiempo, concluí dos cosas: que no quería tener papada y que no quería ser gritona. Desde ese día lo primero que hago cuando me levanto es hacer 40 mordiscos al aire para fortalecer el músculo del cuello… y sólo grito cuando canto en un concierto, en la ducha o en un bailadero.
Entre las cosas que más me han agradado de este Viaje europeo, es saberme “dulce y femenina”. ¡Cómo acá la emancipación femenina las volvió tan masculinas, pues una que llega “pasada de moda”, llega muy mujercita!
Mi amiga taiwanesa en Barcelona, E-telita, afirma que las mujeres “endémicas” tomaron lo peor de los hombres, la agresividad, la dejadez, el abordar a los hombres como objetos del deseo y la soberbia, y ellos no tuvieron otra alternativa de tomar lo peor de ellas, los caprichos, el “efecto princesa” (“¡Búscame y cortéjame! Ahí te dejo mi teléfono para que me llames”), los pucheros, el “yo puedo solito, me da igual y no necesito a nadie” y la excesiva vanidad. No, no fue un buen trueque y una tercera revolución francesa tendrá que venir. A veces, mirándolas “discretamente” en los metros, me parece que un chivo les metió un lenguetazo apenas se levantaron en la mañana.
Lo negativo del asunto para las latincitas es que sus mimos, su ser detallista y su afectuosidad, muchas veces es mal interpretado y son tachadas de fáciles, melosas o tontas y, otras veces, ¡saca corriendo al pobre europeo desacostumbrado a que le susurraran cositas bonitas al oido! Costumbre, todo es cuestión de costumbre. Y ahí estamos en el jodido arte de no desequilibrarse, porque sin lugar a dudas, cada mundo está clavado en un polo bien opuesto.
En términos muy, pero muy “naïf”, yo pre-siento que los del 3er. Mundo llegan a dar (¿recordar?) una lección en EMOCIONES (a ser más solidarios, afectuosos, familiares, festejar la vida, corteses, mimosos, altruistas, expresivos, compasivos) y el 1er. Mundo los reciben para dar una lección RACIONAL (órden, respeto, derechos, relativa igualdad, normas, cumplimiento, responsabilidad, compostura, autocontrol) y lo mágico del asunto está en que entre el 1 y el 3, hay un romántico y justo número 2 que los agarra de las manos. Uniendo lo EMOCIONAL a lo RACIONAL, ambos hemisferios, hay una verdadera VERDAD, la del EQUILIBRIO ARMÓNICO.
Yo no tengo la Verdad. Tu tampoco. La verdad es la suma de nuestras verdades. ¡Qué “mona” qué es la matemática de los Milagros! Hermanita de la Matemática del Caos.

La NACIONALIDAD en tiempos de Barcelona
Le saqué pañuelo blanco a la pelea con mis múltiples raíces. ¡Qué complicado qué me resultó vivir en Bogotá y ser barranquillera, ir a Barranquilla y hablar como cachaca, estar en Colombia y ser italiana y vivir en Roma para ser latinoamerticana! ¡Y ahora ya no tengo dos patrias, sino tres! He aprendido, desde lo más profundo de mi corazón, a que debo tomar de cada patria lo mejor y ya está. Nadie está condenado a nada y si algo no te gusta, no tienes porque tenértelo o permitirle que te maneje la vida. También eres libre de tomar de todo lo mejor. Como un colador de spaghetti. Así que bailo y camino como caribeña y soy afectuosa y acogedora porque la mejor de las Tierras es la caliente. Vocalizo, tengo la compostura y los buenos modales de los cachacos. Mi parte intelectual, mis hábitos alimenticios, mi forma de vestir y mi análisis conceptual, se lo heredé a Italia, y de la Madre Patria, España, aprendí a tener más claridad mental y ser más directa para darle menos vueltas a todo y que todo le de menos vuelta a uno.
Eso si, ¡espero que nunca se encuentren en una final de futbol Colombia Vs. Italia!

Los SOBRINOS en tiempos de Barcelona
La Vida me bendijo con dos sobrinos. ¡Soy la tía Dani! ¡Qué sensación tan bonita, única y emocionante! Hace tres años me despertaron a las 5:00 de la mañana en Roma con una llamada para decirme que Simona había nacido y algo nuevo se abrió en mi corazón. Cuando me mandaron su foto por internet, tuve que esperar unos minutos para que se me bajaran los latidos del corazón, que pensé, ese día si que se me iba a saltar. Abrí la foto donde sólo se veía la parte de arriba de su cabecita. Entonces respiré y empecé a bajar la flechita hasta verle despacito su frente, sus ojos, su naricita, su boquita. Era un Milagrito. Y ahí, en el café Internet de Barberini en el corazón de Roma, me puse a llorar de la emoción tan grande y de no poder darle un abrazo y estar del otro lado del charco.
El año pasado nació Stefano, con toda la dulzura, cacheticos y ternura que tenía mi hermano, su foto está sobre mi nevera y cada vez que paso frente a ella, susurro: “¡Hola Stefi!”
Me gustaría verlos más y no perderme de sus avances. ¡Eso si qué duele! Hago todo lo que está en mis manos y capacidades para estar siempre presente y hacer parte de sus vidas: que pueda aportarles palabras, experiencias y mucho cariño para que crezcan como personas íntegras, limpias de corazón y felices. No quiero ser la tía de los regalos de moda, las marcas ni del consumismo. Quiero ser la tía que un día les regaló el color, la magia, la música, la gioia di vivere y el apoyo para desarrollar sus propias destrezas para vivir de la mejor manera posible este Mundo que a veces nos enreda. Y que sepan que son mi adoración y cuentan conmigo siempre…

La FILOSOFÍA (barata) en tiempos de Barcelona
Mi querida amiga, por hoy llego hasta acá dejando para una próxima vez más tela por cortar, porque de pronto a los 40 y pico estemos en Katmandú yo, en Beiging, tú. Es un Mundo maravilloso y pienso que lo mejor está todavía por llegar. Siempre hay algo que dejar pendiente para poder volver (¡sin el alma marchita ni hecha pedazos, por favor!).
Espero no haber echado demasiada carreta porque he de reconocer, me sigue encantando la carreta. Sigo sucumbiendo todavía ante un buen café, una buena charla, un buen interlocutor.
Me siguen seduciendo las mismas cosas: Ayrton Senna siempre será mi desportista preferido, Hug Grant el papacito más papacito jamás visto, Gandhi mi superheroe. Muero ante una botella de Chianti o de Brunello, una caja de acuarelas, una pizza “rucula-Parmigiano” o un arroz de coco con patacón. Sigo pensando que el mejor programa de TV es un atardecer en el mar porque nunca repite el programa, que los MAC son mejores que los PC, que el internet es el gran invento del siglo. Que Matisse y Chagall entendieron lo que tocaba entender, que Rachmaninoff y Puccini son de verdad eternos, que “La Mega te Pega al Cielo” y Radio Due me regalaron muchas sonrisas.
Sigo creyendo que PapáDios es un Ser amoroso que toma apuntes desde arriba en una Smemoranda italiana,
que cuando llueve San Pedro abre los grifos del agua
y que San Antoñito patas arriba no le consigue novio a uno porque esta mareado…
Que la medicina Ayurvédica es sensacional,
que las Flores de Bach son un buen apoyo,
que la Naturaleza tiene todas las respuestas,
que planificar es una trampa del neocapitalismo,
que el Camino se va haciendo a medida que se camine,
que el Humorismo Cósmico siempre te sorprende,
que hay que aprender todo tipo de danzas (¡y qué viva Shakira!),
que el racismo se acaba entre más se mezclen las razas,
que nos mezclamos entre más aceptemos y menos juzguemos,
que la verdad está en lo invisible,
que siempre hay que dar las gracias (para recibir la Gracia),
que no tomarse muy en serio es sano,
que siempre hay que tener un libro en la mesita de noche,
que hay que tener niñitos cerca,
que cuando uno ve a la gente fea es porque le falta amor en los ojos,
que hay cosas que no son negociables,
que lo realmente valioso es lo que Mastercard no puede comprar,
que hay que saber jugar dominó, poker y “Biribba”,
que hay que moverlo todo (incluida la plata),
que no hay que darle permiso a ningún vicio a que te maneje tu vida,
que si tu te salvas estás salvandando a la humanidad,
que el mar está hecho de gotas y tu eres una gota especial,
que el amor y la amistad son un proceso y se construyen,
que hay que meterle energía solo a lo que uno quiera que crezca,
que para pelear se necesitan dos y uno puede no querer participar,
que dos pastillitas de chocolate al día sientan muy bien,
que hay que intentar hacer el bien sin mirar a quien,
que si extrañas algo hay que volverlo a hacer,
que hay que comer frutas, cereales y verduras,
que hay que tener siempre un yogurth en la nevera,
que no siempre tienes que saber para donde vas y que a veces es necesario perderse para encontrarse,
que el enemigo más grande es el miedo,
que al miedo se le puede meter una patada (¡si, exactamente ahí!)
que lo más importante es que tu creas en ti y te sepas capaz,
que las respuestas no se buscan afuera porque tu corazón te las está susurrando,
que no hay peor sordo que el que se aisle del mundo con su i-pod,
que el arte está en moverse entre lo profano y lo divino,
que puedes cambiar tu mundo a través de tu actitud,
que uno puede acercarse a ser lo que se sueña ser,
que no son las cosas las que cambian sino es uno el que tiene que cambiar,
que no hay justificación alguna para no permitirle a un niño vivir su niñez,
que hay que tener una cayena en la ventana para acordarse de Barranquilla,
que siempre hay que tener proyectos, ilusiones y sueños por cumplir en la cabeza,
que hay que tratar de perdonar porque es un acto de liberación,
que hay que respirar, respirar, respirar…
que este es un mundo maravilloso,
que el Barça es más que un equipo, il Viola un bel colore y que el Junior es tu Papá,
que si no nos agarramos de las manos, nos caemos todos,
y que es imposible vivir sin internet, ¡ya me lo mandé a instalar en casa!

¡Namasté!
Daniela Violi ®